J. Á. González Sainz

J. Á. González Sainz es natural de Soria (1956) y ha vivido en ciudades como Barcelona (donde se licenció en Filología), Madrid, Padua y sobre todo Venecia y Trieste. En la actualidad lleva la dirección cultural del Centro Internacional Antonio Machado (CIAM). Anagrama ha publicado las novelas Un mundo exasperado (Premio Herralde de Novela): «El absoluto convencimiento de que el tiempo jugará a favor suyo y que dentro de unos años hablaremos de esta obra como lo hacemos hoy de El JaramaTiempo de silencio o la obra de Juan Benet» (Salvador Clotas, Letra Internacional); Volver al mundo: «Una novela de extraordinario espesor que en su vastedad parece querer abrazar la totalidad de lo real» (Claudio Magris, Corriere della Sera); «Una novela de las de quitarse el sombrero» (Santos Sanz Villanueva, Revista de Libros); «Dos décadas después de su primera publicación, esta magistral novela se confirma como un clásico moderno ineludible» (Juan Marqués, La Lectura); «La novela rezuma exquisitez estética y moral» (Inger Enkvist, Letras de Parnaso); y Ojos que no ven: «Termino el libro en un cierto estado de sonambulismo y regreso a la primera página para fijarme con más cuidado en su meticulosa construcción. Me acuerdo siempre de Cyril Connolly: literatura es algo que ha de ser leído al menos dos veces» (Antonio Muñoz Molina, El País). También se han publicado en esta colección los libros de relatos Los encuentros y El viento en las hojas, y el primer volumen de un libro de difícil clasificación, La vida pequeña. El arte de la fuga: «Un conjunto de reflexiones en busca de la sabiduría» (Félix de Azúa, El País)»; «No había libro más necesario» (Alberto González Troyano, Diario de Sevilla); «Sus páginas contienen algunos de los principios de la sabiduría que pueden alejarnos de los “agujeros negros” que conducen a la estupidez y ayudarnos a recuperar la vida pequeña de los amores que perdemos» (Ana Calvo, El Debate); «Un libro brillante, por su escritura y por su capacidad lumínica, que convendría llevar siempre en el bolsillo» (Sergio del Molino, El País).